Es un sendero que nos aporta una muestra de cómo eran los bosques que se extendían hace 20 millones de años por todo el Mediterráneo hasta que los cambios climáticos de una era glaciar los hicieron refugiarse en algunos entornos de clima más estable. En la zona de Tenerife donde se asienta, los vientos alisios generan un mar de nubes que propicia una lluvia horizontal con gran frecuencia, lo que hace posible su supervivencia.
El sendero de la Hija Cambada comienza muy cerca del centro de visitantes “Cruz del Carmen”. Allí nos facilitaron un folleto guía del sendero y nos informaron de las distintas opciones para recorrerlo en función del tiempo y dificultad que queramos realizar. Nos adentra en un bosque verde en el que encontramos laurel, tejos, musgos , líquenes y helechos y sobre todo Prunus lusitanica, laurel portugués, o loro, también denominado hija. La ruta toma el nombre de un curioso árbol que crece en la zona y que tiene una capacidad de supervivencia tal, que incluso puede brotar y echar nuevas raíces si el viento lo tuerce o lo tumba.
Durante el recorrido, es fácil divisar ejemplares de este peculiar especimen entre las distintas variedades vegetales que forman el monte de laurisilva. Casi todos están torcidos o en el suelo. De hecho, uno de los más grandes que habitan este rincón de Anaga cayó con los vientos huracanados de la tormenta Delta y ahora puede verse atravesado en el sendero con multitud de brotes verdes que crecen a lo largo del mismo.
¡Enhorabuena a todos!